Hace ya más de 20 años se comenzó a hablar de la inteligencia emocional como una característica que resultaba más importante que el coeficiente intelectual (CI) de hecho, su gran aceptación se basó precisamente en el hecho de que mucha gente que es MUY brillante (exceso en un área) tendía a ser poco hábil en otras situaciones como las sociales (déficit en otra área). Esto suena muy lógico ya que tendemos a desarrollarnos en
las áreas donde nos sentimos más seguros, si te va bien en la escuela tenderás a invertir más en ello y si por el contrario eres "el alma" de la fiesta, procurarás encontrarte en el medio social.
las áreas donde nos sentimos más seguros, si te va bien en la escuela tenderás a invertir más en ello y si por el contrario eres "el alma" de la fiesta, procurarás encontrarte en el medio social.
Hay mucho que se dice sobre la inteligencia emocional pero ¿en qué
consiste exactamente? ¿cómo sé si alguien es inteligente emocionalmente
hablando?
A grandes rasgos es saber reconocer una emoción en el momento y hacer algo responsable con ella hacia ti y hacia los demás; una persona con inteligencia emocional puede sentir miedo en un temblor, reconocerlo y actuar acorde a los protocolos de protección civil, por ejemplo, es decir, no entra en pánico, no corre ni grita pero tampoco se pasma o aísla.
Más pistas para saber si uno es inteligente emocional, Salovey y Mayer (1990) incluyen además de conocer las propias emociones:
- La habilidad de poder reconocer con exactitud una emoción MIENTRAS ocurre.
- La habilidad para librarse eficazmente de estados de emocionales que desbalancean el equilibrio ya sea el enojo, miedo o ansiedad excesivos o de emociones que aunque provienen de algo agradable, resultan desgastantes como la alegría extrema o euforia.
- El poder motivarse a uno mismo. El postergar la gratificación y ayudarse de los estados emocionales para alcanzar metas.
- El reconocer las emociones de los demás.
- La capacidad de relacionarse con los demás de manera adecuada: planteando límites, siendo asertivo sin comportarse de manera defensiva.
- Responsabilidad por la propia emoción "no es que me hagan enojar, yo creo y mantengo mi propio enojo"
La inteligencia emocional se enseña desde niño, pero nunca es tarde para aprender a comportarnos de otras maneras, más adaptables y emocionalmente de maneras más inteligentes. Recuerda que la última palabra acerca de tu propio cambio la tienes tú, cambiar no depende de la suerte o de lo que "la vida" te "ponga", cambiar es una decisión planeada, orientada a generar mayor bienestar en tu vida y un mayor alcance de metas. ¡Ven a terapia!
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