lunes, 30 de diciembre de 2013

¿Por qué no cumplo mis propósitos de año nuevo?

Se acerca nuevamente el final de año y puede ser que estés pensando ya en qué cosas pudiste cumplir de tu lista del 2013.

Si encuentras que hay varias cosas que cada año se te ha dificultado cumplir puede deberse a algunas cosas como éstas:


¿Haces propósitos o formulas deseos?:

Suele pasarnos que al momento de decir qué queremos hacer suena más como un deseo que le pediríamos al genio de Aladino: "quiero recuperar el cuerpo que tenía a los 20 años", "quiero tener novio", "quiero encontrar el trabajo ideal", "quiero viajar por el mundo". Todos estos son deseos, más que metas ¿por qué? pues para empezar son cosas un tanto vagas, puede ser que a base de ejercicio vuelvas a tener un buen cuerpo pero que sea igual a cuando tenías 20 años puede que sea difícil, el "trabajo ideal" ... ¿qué es eso? puede referirse a muchas cosas, sueldo, relaciones, un buen lugar de trabajo, cercano a tu casa, en fin...estamos planteando todo y nada y eso hace que sea muy difícil alcanzar la meta porque no tenemos idea de qué pasos hay que seguir.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Cómo comenzar a ser feliz y mantenerme así a partir de ahora

Uno de los propósitos más comunes y de los deseos que expresamos más comúnmente es el “sé feliz” o el “quiero ser feliz” pero ¿en dónde se encuentra la felicidad? ¿cómo le hago para empezar a sentirme mejor? Recuerda que no hay soluciones mágicas, desconfía de ellas porque no es una sola cosa la que nos regala momentos de felicidad, es una suma de factores que, reunidos, nos hacen sentir felices. Es un esfuerzo continuo que cada vez se hace más fácil.

En psicología se han reunido una serie de hábitos que pueden colaborar a que te sientas bien, ¿cuáles ya estás llevando a cabo y cuáles te faltan? Si no pones en práctica estas alternativas, no sabrás si funcionan:

martes, 26 de noviembre de 2013

¡¡AUXILIO!! NO ME PUEDO CONCENTRAR



Se acerca rápidamente la temporada de exámenes, pendientes y cierre de año, sea lo que sea que hagas en tu vida diaria, puede ser que hayas sentido alguna vez que no hay manera de concentrarte, eliges un momento, pones toda tu fuerza de voluntad y aún así... ¡no avanzas! No desesperes, hay mucho que puedes hacer para avanzar... lo importante es empezar a definirte, puede que sientas que perderás más tiempo haciendo esto pero no es así, además ¿no crees que ya has perdido mucho tiempo aún sin hacerlo? Si no lo intentas no sabrás si funciona, así que en este momento saca una hoja de papel y algo con qué escribir y empieza a poner orden.  Esto y cada cosa que escribas te será de mucha utilidad:

miércoles, 30 de octubre de 2013

Me MUERO de CELOS



¿Quieres dejar de sentirte obsesionado(a) por lo que piensas que está pasando con tu pareja? Para empezar hay que diferenciar qué estamos sintiendo: celos racionales o celos irracionales. Esto no sólo tiene qué ver con la intensidad, también tiene que ver con todas aquellas cosas que nos decimos cuando hay algo (un disparador) que pasa en la realidad y que nos hace sentir celosos.
  


Los celos racionales se basan en la realidad, es decir, hay evidencia de aquello que los provoca, no se vale decir “es que yo sé que mi pareja me engaña, porque lo sé”, se trata de ubicar de manera objetiva, los comportamientos que están provocando en mí los celos. No se trata de imaginar lo que pasa o de suponer, sino de poder decir exactamente qué nos está molestando, por ejemplo: “cuando tal persona te llama, o platica contigo yo te noto muy sonriente, muy cercano(a),” o que “muchas veces cuando pasa una persona del sexo contrario la (lo) volteas a ver inmediatamente. Con esto no estamos acusando a nadie de infiel, simplemente planteamos la parte de conducta que nos está molestando, sin embargo parte de ser racional es CONSIDERAR OTRA OPCIONES. El que voltee a ver a una persona no siempre significa que le guste y aún así, es común que veamos gente agradable a la vista y los volteemos a ver, no quiere decir que necesariamente nos vayan a engañar.

Los celos irracionales son producto de pensamientos irracionales tales como “¡Es horrible que mi amado(a) esté interesado(a) en otra persona! ¡No puedo soportarlo!”, etc.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Sé lo que los demás piensan... El "mal del adivino"



Todos los días tratamos de adivinar las cosas que no sabemos para “prepararnos” ante el futuro, la mayoría de las veces sin darnos cuenta de ello. Llegamos a conclusiones que damos por buenas sin ni siquiera ser conscientes, por ejemplo, cuando en la calle te encuentras a un compañero de trabajo o de escuela que simplemente pasa de largo sin saludarte, en automático te das una explicación de por qué lo hizo (y la mayoría de las veces es una explicación poco agradable: le caigo mal, hizo como que no me vio, es un prepotente, cree que nadie lo merece). Suponemos muchas cosas pero no somos conscientes de la influencia que tiene este tipo de pensamiento en nuestras emociones y nuestros actos.





 ¿Cómo funciona?


Suponer es llegar a conclusiones sin suficiente información, algunas veces podemos diferenciar entre nuestras sospechas y la realidad y reconocemos que hay algo que no acaba de encajar en el rompecabezas que hemos armado. Hasta ahí quizás no sería tan distinto de lo que hacemos todos los días de manera automática. El problema de suponer es que damos por buena nuestra conclusión sin cuestionarla, es decir, pensando qué tanto hay de cierto en ella, en qué elementos me baso y qué otras opciones puede haber. Quizás esa persona no te contestó porque cuando le marcaste por teléfono justo en ese momento entro al baño o dejo su celular en casa, quizás no escuchó tu llamada, la información que tienes hasta ese momento es que simplemente no te contestó, sin embargo, bajo la sospecha puedes pensar que vio tu número en el identificador de llamadas y no quiso contestarte… ¿pensar eso cómo te hace sentir? Asumimos como una verdad absoluta lo que nos imaginamos cuando se trata sólo de una posibilidad dentro de muchas otras. Si la emoción que nos provoca es desagradable, empezamos a sufrir sin aún tener la seguridad de que eso que creemos es cierto.

Las suposiciones son, muchas veces, fuente de conflicto pues desatan discusiones, acumulan enojo y otros problemas en las relaciones interpersonales. Es probable que nos dediquemos a defender el que nosotros tenemos la razón y ya ni siquiera le demos la oportunidad al otro de decirnos su punto.

¿Por qué suponemos?
Hacemos suposiciones de todo aquello que no sabemos por completo: de cómo los demás piensan, sienten y actúan. Nos saltamos pasos y concluimos cosas, si buscamos evidencias cuando ya concluimos es posible que vayamos recopilando toda la información que corrobore nuestras sospechas, no vemos los dos (o más) lados de la situación.
¿Recuerdas artículos anteriores en este blog que hablan del ahorro de energía del cerebro? Bueno, es justamente la misma lógica, a nuestro cerebro le gusta ahorrarse pasos para tener energía para realizar otros procesos, por lo que de manera automática, si no estamos acostumbrados a debatir y a frenar nuestras conclusiones rápidas, es probable que el cerebro le dé sentido al mundo con la poca información que tenga.


¿En qué me afecta?
Cuando suceden cosas que no tienen mucho sentido, cuando nos sentimos inseguros y desconfiados, buscamos señales para encontrar una explicación, pero no de manera objetiva vemos esas señales, sino que elegimos los trozos de la realidad que nos sirven para darle sentido a una u otra hipótesis. Apenas llegamos a una conclusión que nos satisface y que va acorde a nuestra creencia (la que queremos confirmar, por ejemplo, que mi pareja me es infiel) la adoptamos como válida, en este caso solo tomamos los ejemplos negativos obviando los positivos o viceversa. Si tu sospecha afecta tu estado de ánimo o provoca que tomes decisiones rápidas y poco acertadas estás sufriendo las consecuencias de la falta de evidencias. 

¿Se puede dejar de suponer? 
Es complicado porque es un mecanismo natural, una tendencia de ahorro de energías para actuar rápidamente; lo importante no es dejar de sospechar sino hacer un alto y valorar nuestras suposiciones para disminuir su impacto. Por eso, la próxima vez que estés suponiendo algo ¡lo que sea!, antes de darlo por válido, pregúntate qué otras opciones hay, amplia tu horizonte e incluye nuevas perspectivas en tu análisis. Si una persona llega tarde a una cita, no supongas, simplemente pregúntale qué sucedió cuando llegue. Si tu pareja ve demasiado el celular o lo hace a escondidas, no desarrolles ideas paranoicas, espera a que llegue el momento oportuno y pregúntale de manera no agresiva (NO ACUSES, aún no sabes nada, acusar y agredir= reaccionar con poca evidencia). No des por buena tu hipótesis hasta que tengas suficiente información y entonces pregúntate qué harás al respecto.

Rompe el poder que tus sospechas tienen sobre ti, sobre tu forma de sentir y tus acciones. Confirma sospechas y vive menos estrés. 

Si tus sospechas te han ocasionado problemas y simplemente no puedes parar de pensar la Terapia es una excelente opción para ti. Inténtalo y escríbeme: claudia@pensarterapia.com



miércoles, 18 de septiembre de 2013

Esas son "puras mentiras"



La mayoría de las personas hemos mentido en alguna ocasión. Existen infinidad de razones del por qué se miente, puede ser para evitar castigos, evitar el rechazo de alguien, para lograr ser parte de un grupo y la aceptación de los demás o para ocultar algún hecho que creemos que ha estado “mal”.

Mentir, por definición está asociado al engaño. Sin embargo no es el único fin, es cierto que hay personas que mienten para desquitarse y lastiman a alguien, pero muchas otras personas mienten u ocultan la verdad para evitar lastimar a los demás, sin fines de dañar o estafar, son las famosas mentiras piadosas que tanto escuchamos decir que son para “evitar” un mal mayor.
Muchas veces se esconde la verdad para esquivar conflictos, pero también la mentira se ha vuelto algo cotidiano, por ejemplo, se miente para justificar llegar tarde al trabajo o para “tapar” que no hemos ido a la escuela. El problema es que para algunos se puede volver una forma de funcionar y relacionarse con los demás... ¿dices muchas mentiras piadosas? ¿qué es lo que estás evitando?

jueves, 29 de agosto de 2013

COMO DUELE TERMINAR CON ALGUIEN



A casi todos nos causa mucho dolor romper una relación, más aún cuando es otra persona quien decide terminarla, casi todas las rupturas amorosas para quien la “padece” son situaciones de “pérdida” ¿de qué? No sólo de la presencia de la persona, también de hábitos, cuando terminamos con una pareja, muchas de nuestra costumbres cambian, desde lo más radical que sería vivir con la persona, hasta compartir algunas actividades específicas como ir juntos a bodas o fiestas, desayunar o comer juntos, que te lleve o lo(a) lleves al trabajo, ver la tele juntos o ir al cine, etc. Es lógico que al principio nos desestabilice, pero ¿qué pasa si nos atoramos o nos negamos a aceptar que la relación terminó?


Primero hay que entender qué es exactamente lo que no nos deja soltar ¿miedo a la soledad, a no encontrar a nadie más? ¿sentir que perdí algo que me pertenece, es mío? ¿asuntos pendientes, creo que pude haberme esforzado más o no le dije cosas que quisiera que supiera?
Lo primero que hay que entender es el problema más profundo de identidad, tú eres tú estés con quien estés, no es la otra persona quien te hace valioso(a), eres tú por quien eres con todo defecto y cualidad que puedas tener. Estar solo es distinto a sentirte solo, no tienen por qué estar relacionados.

No querer soltar es en realidad una dificultad para aceptar que las cosas cambian,

jueves, 22 de agosto de 2013

LA MOTIVACIÓN PARA EL CAMBIO



Existen algunas veces en que nos sentimos motivados para realizar un cambio en algún aspecto de nuestra vida y hay otras veces en que no somos capaces ni de plantearnos dicho cambio o no sabemos cómo hacerlo. 



Para dar una explicación a por qué nos pasa esto hay muchas teorías de la motivación, en este caso podemos hablar del MODELO TRANSTEÓRICO DE PROCHASKA Y DICLEMENTE.
¿Has pensado “este no es el momento para cambiar” o “no me siento preparado/a para dejar de hacer…”? Bien, este modelo trata justamente sobre esto y  nos muestra varios “estados” en los que nos encontramos y que influyen en el lograr o no nuestro objetivo de cambio, ya que las personas  nos preparamos para esto dependiendo de ciertos momentos y condiciones que afectan el deseo de cambiar realmente nuestra conducta.

He aquí las fases, si te has planteado un cambio sería bueno que ubicaras en cuál de ellas te encuentras:

miércoles, 31 de julio de 2013

RUTINA Y CAMBIO



A pesar de lo mucho que nos quejamos de la rutina diciendo que es aburrida, que nos gustaría cambiar radicalmente de vida, que ya no vemos sentido en lo que hacemos; esta serie de conductas que llevamos a cabo día a día es también una parte importante que nos mantiene “en control” ya que somos capaces de prever algunas cosas: sabemos más o menos cuánto tiempo haremos de camino a un lugar, sabemos a qué hora nos tenemos que levantar para hacer cierta cantidad de cosas, guardar las cosas en el mismo lugar nos hace encontrarlas con más facilidad, etc. La rutina, nos ahorra tiempo y por mucho que nos quejemos de ella, nos ahorra energía pensando en todas aquellas cosas que hay que considerar cuando algo nuevo se nos presenta.



¿Has conocido a alguien que se estrese mucho (pero de verdad mucho) cuando va a salir de vacaciones? Es el ejemplo perfecto de lo que implica un cambio de rutina: esto es una cantidad mayor de ESTRÉS que es provocado por “sentir” (en realidad es un pensamiento del que estamos poco conscientes) que hay cosas que  NO PODEMOS CONTROLAR, desde que alcancemos a llegar al aeropuerto hasta que nuestra reservación sea cancelada o uno de los viajeros se enferme.

¿Podríamos vivir sin rutina? Probablemente sí, aunque tendríamos que estar abiertos a la incertidumbre que trae el cambio continuo, como sea, el llevar a cabo una rutina no es la razón de sentirte insatisfecho. La rutina sólo es algo que haces de manera repetitiva para poder lograr ciertos objetivos como llegar a tiempo a un lugar. Lo que en realidad puede estar pasando es

miércoles, 17 de julio de 2013

QUÉ HACE DIFERENTE A LA TREC DE OTRAS TERAPIAS





Te muestra la causa de tu sufrimiento pero no sólo eso, te ayuda a dejar atrás lo que no sirve aprovechando lo que aprendiste de la situación y se centra en el aquí y el ahora. Recuerda que darte cuenta de lo que te pasa no te cura, hay que “hacer” para sentirse mejor.

Te enseña a enfrentarte a situaciones difíciles que suceden en la vida y no sólo eso, te demuestra cómo es posible que te sientas mejor cuando ya te ha invadido la desesperación y la tristeza o el enojo; es decir, va en contra de la autocompasión y el drama.

Aumenta tu autocontrol, no se basa en que un terapeuta te diga lo que debes o no hacer,

miércoles, 26 de junio de 2013

Me siento triste en días lluviosos: ¿existe la depresión estacional?




Es común escuchar a personas que nos dicen que se sienten tristes porque está lloviendo o no se sienten del todo bien porque hace frío; cuando hay sol nos sentimos más energéticos, más alegres, y cuando hace frío, nos da más flojera levantarnos, nos sentimos dormilones y desmotivados. Estos síntomas son muy comunes.

Afortunadamente en México no tenemos como tal una ausencia total de sol en el día, sin embargo hay países, sobre todo Europeos, en donde durante el invierno la luz solar dura apenas unas horas, a las 3 de la tarde comienza a obscurecer por lo que la gente tiende a presentar síntomas depresivos que tienen que ver con la estación del año (en otoño e invierno). En menor nivel, nosotros experimentamos cambios en nuestro humor debidos a la falta de luz solar, sin embargo, hay un enorme debate acerca de si esto puede ser llamado depresión.




¿Qué tiene que ver la luz solar en todo esto? 

miércoles, 19 de junio de 2013

ELIGIENDO UN PSICÓLOGO



Una de las grandes dudas de mucha gente que consulta un psicólogo es si la terapia funcionará, por ello es muy importante elegir adecuadamente al profesional que nos ayudará. En psicología existen diferentes escuelas, algunas científicas y otras no, hay personas que están aplicando “tratamientos” que no están reconocidos por ninguna universidad o no son realmente psicólogos, todo esto impacta en tu proceso de terapia. 

Algunas claves útiles en la búsqueda de un psicólogo son:

1. ¿Es realmente un psicólogo?

miércoles, 12 de junio de 2013

EL MOMENTO DE IR A TERAPIA



Es muy común que las personas pasemos por ciertas dificultades, o que no nos sintamos del todo (o nada) bien, o que estemos inquietos sobre algo o nos sintamos perdidos, confundidos o desmotivados. Todas estas situaciones son comunes en las personas y con frecuencia tenemos diferentes estrategias para hacerles frente y seguir avanzando. Sin embargo, cuando hay momentos en que poner en práctica lo que queremos hacer es difícil, o no sabemos qué hacer o sentimos que no podemos, puede ser momento de acudir a un profesional como el psicólogo, ya que esto puede marcar la diferencia. 

La mayoría de las personas acuden porque sienten que en su vida hay algo que no funciona como quisieran y después de un tiempo de intentar resolver el problema (sin el éxito que esperaban), han decidido solicitar ayuda profesional. Pueden ser problemas que sentimos que nos sobrepasan y no sabemos cómo afrontar.

En estos casos, el primer paso es reconocer o identificar que existe algo que nos impide estar bien. Hay que remarcar que las personas que consultan a un psicólogo no tienen que presentar necesariamente un problema emocional o conductual severo, no tenemos que esperar hasta estar metidos en la cama todo el día sintiéndonos muy tristes o “perder” el control, para llegar a terapia. Cualquier conducta o situación humana, sobre todo aquellas que disminuyen el bienestar, puede ser motivo de consulta y objeto de un cambio.

Algunos ejemplos de lo que motiva a la gente a ir a terapia pueden ser:

miércoles, 5 de junio de 2013

TOMANDO DECISIONES



¿Crees que te tardas mucho tiempo en tomar una decisión? 

A veces dudamos que cualquiera de los caminos que tomemos sea "el bueno", es el momento en que nos preguntamos “¿Y qué tal sí…?” por ejemplo “¿Y si se enoja?” "¿Y si no me sale bien?”…y con esto toda tu buena intención de tomar una decisión se hace más complicada, puede ser que ni siquiera llegues a tomar una decisión por estar pensando en todas las opciones de lo que puede pasar.
 
Todos tenemos que tomar decisiones en la vida, algunas se basan más en la fe que en la información ya que no sabemos lo que pasará. Para algunos el proceso de toma de decisiones es más complicado que para otros. Hay quienes no dan un paso hasta tener tanta información como sea posible antes de decidirse, por ejemplo cuando compran algo, pasan mucho tiempo revisando precios, contrastando opiniones,viendo otras opciones, etc. Esta forma de tomar decisiones fácilmente puede caer en la postergación ya que llegan a tener tanta información que es imposible recordar todo y los pros son tantos como los contras por lo que mejor deciden ya no hacer nada puesto que están iguald e indecisos que al inicio.

Por el contrario, hay personas que toman decisiones con muy poca información o incluso ninguna (como si fuera echar una moneda al aire), cosa que a los que pensamos más en buscar información, nos parece más arriesgado.

Hablando de quienes pasan más tiempo antes de tomar decisiones, que es un caso algo más común, pueden presentar un problema con su estrategia de búsqueda y más búsqueda, tratan de llegar a una meta que no será alcanzada: SABER TODO antes de tomar la decisión, ver TODOS los pros y contras, etc. 

Esta búsqueda de saber todo es una ilusión, nos engañamos pensando que estamos “haciendo algo” cuando sólo pensamos y pensamos (sin llegar a tomar la decisión)…no hay un proceso, sino un estancamiento. Finalmente podemos decir “no puedo decidirme, no soy bueno/a tomando decisiones”… Elegir NO HACER (no tomar ninguna decisión) es una decisión en sí misma, por lo tanto SÍ tienes la capacidad de decidir.

No importa la decisión que tomes, siempre habrán algunas dudas (“qué tal si”) y aún después de tomar la decisión te preguntarás qué hubiera pasado si hubieras elegido otra opción, es inevitable. Como sea, el “hubiera” es algo interminable…pero querer pensar en TODAS las posibilidades es llegar a un nivel de preocupación altísimo.

¿Cuál es la clave? A lo largo de tu vida has tomado ya decisiones, independientemente de si son cosas trascendentales o tan cotidianas como al ropa que te pondrás hoy, el principio de la toma de decisión ES EL MISMO…probablemente recopilaste datos (y lo hiciste bien) y llegaste al momento de escoger una opción Y LO HICISTE. 

Tal vez dirás “no es lo mismo decidir entre llevarme un paraguas hoy y escoger la carrera a estudiar o el trabajo que quiero hacer”, el punto es que SÍ tienes la capacidad de decidir y de soportar las consecuencias asociadas a los que elegiste, CONVÉNCETE de ello. Si no eliges y te paralizas no aprendes a enfrentar esa angustia de no saber qué hacer y cada vez que tengas que decidir vivirás el mismo proceso de ansiedad en el que cada día piensas “qué esto termine rápido”. En tus manos está el terminar con esa preocupación.

Ya sea que decidas con mucha o poca información, lo importante es atreverte a hacer lo que en ese momento te parece mejor y tendrá mayores beneficios para ti a largo plazo. Cuando sientas que estás en un momento en el que “nunca” habías estado, recuérdate a ti mismo/a que tienes toda la capacidad para decidir y enfrentar lo que sea que se atraviese por tu camino; ya lo has hecho antes y lo puedes hacer nuevamente. Recuerda que no hay problema que no tenga solución; si no tiene solución, simplemente NO ES un problema, es una realidad y puedes enfrentarla preocupándote menos y actuando más a través de una estrategia ¿Cómo hacemos estrategias? lo veremos en el próximo post.