A pesar de lo
mucho que nos quejamos de la rutina diciendo que es aburrida, que nos gustaría
cambiar radicalmente de vida, que ya no vemos sentido en lo que hacemos; esta
serie de conductas que llevamos a cabo día a día es también una parte
importante que nos mantiene “en control” ya que somos capaces de prever algunas
cosas: sabemos más o menos cuánto tiempo haremos de camino a un lugar, sabemos
a qué hora nos tenemos que levantar para hacer cierta cantidad de cosas,
guardar las cosas en el mismo lugar nos hace encontrarlas con más facilidad,
etc. La rutina, nos ahorra tiempo y por mucho que nos quejemos de ella, nos
ahorra energía pensando en todas aquellas cosas que hay que considerar cuando
algo nuevo se nos presenta.
¿Has conocido
a alguien que se estrese mucho (pero de verdad mucho) cuando va a salir de
vacaciones? Es el ejemplo perfecto de lo que implica un cambio de rutina: esto
es una cantidad mayor de ESTRÉS que es provocado por “sentir” (en realidad es un
pensamiento del que estamos poco conscientes) que hay cosas que NO PODEMOS CONTROLAR, desde que alcancemos a
llegar al aeropuerto hasta que nuestra reservación sea cancelada o uno de los
viajeros se enferme.
¿Podríamos vivir sin rutina? Probablemente sí, aunque tendríamos que estar
abiertos a la incertidumbre que trae el cambio continuo, como sea, el llevar a
cabo una rutina no es la razón de sentirte insatisfecho. La rutina
sólo es algo que haces de manera repetitiva para poder lograr ciertos objetivos
como llegar a tiempo a un lugar. Lo que en realidad puede estar pasando es
que las
cosas que hacemos ya no nos generan la cantidad de satisfacción que nos
generaban antes, lo que comúnmente se dice “caer en la rutina, no es más que la
falta de motivación y satisfactores.
¿Qué es lo que hay que hacer entonces? Hay que encontrar qué es exactamente
lo que no nos gusta, es distinto decir vagamente “mi relación ha caído en la
rutina” que rascar dentro de cada situación y encontrar aquellas cosas que NO
están funcionando y cuáles SÍ, es muy pero muy importante que no sólo veamos lo
que va mal sino también, las cosas que no queremos que cambien porque nos
gustan y nos hacen sentir bien.
Hay que crear estabilidad basada en la rutina sin perder la motivación y la
capacidad de sorprenderse. Lo que nos quita el bienestar no es la rutina sino pensar EN NEGATIVO
acerca de ella y de lo que se hace (o no se hace). Es nuestra actitud frente a
las cosas, puede ser que pasemos a diario por la misma calle y a la misma hora,
pero las personas son distintas, casi TODO cambia constantemente. Aquí van
algunas herramientas que te ayudarán a pensar distinto:
¿Odias pasar por el mismo lugar siempre? No tienes que hacerlo, prácticamente siempre encontrarás algún camino
alternativo, a lo mejor los otros caminos son más largos o menos prácticos pero SON
diferentes. Recuerda que no TODO será
como tú quieres, así que elige la
mejor opción, y ya que eres responsable de tu elección, endúlzate la vida y
busca la parte amena de ella NO la negativa: en vez de decir odio este camino,
si ya lo elegiste por ser el mejor, piensa que te lleva rápidamente a tu
destino, te permite llegar a tiempo y ábrete a buscar pequeños satisfactores,
en el camino puedes poner tu canción favorita, ponte ropa cómoda que te guste,
llévate un libro, recuerda algo agradable que te haya pasado, en fin, tú sabes
qué te gusta, combínalo con esos momentos que no encuentras cómo motivarte.
Piensa que eres capaz de soportar cualquier situación, sí, CUALQUIER situación,
no digas que no, ya que esto no es cierto. Has soportado mil cosas, a veces
peores que el estar en una rutina y has podido. Confía en tu potencialidad.
Ya lo señalamos antes pero ¿ya encontraste qué es exactamente lo que te
molesta? Pues encuéntralo y haz algo al respecto. Tu visión acerca de tu rutina
cambiará cuando especifiques lo que hay que cambiar.
Deja que las sorpresas tengan un papel en tu vida diaria. Por pequeñas que
sean, satisfacen a quien las recibe y a quien las hace.
Deja de intentar controlar TODO, deja que las cosas sucedan.
La vida es incertidumbre y cambio, si ves que nada cambia algo anda mal, incluso
tú en este momento ya no eres el de ayer. Recuérdate constantemente que tienes
la capacidad de afrontar TODO lo que ocurra, lo bueno y lo malo. Una vez que te sientas capaz, dejaras la vida fluir y podrás parar de creer que nada cambia.
Y finalmente, cuando encuentres ese algo que no funciona, actúa. Parte de seguir haciendo algo que no te gusta es el miedo a
que las cosas no salgan como quieres. El típico ejemplo de quedarte en una
escuela o trabajo, o en una relación que ya no te satisface por temor a “encontrarte”
algo peor. Si es así, sabrás resolverlo y alejarte de situaciones que NO
quieres pero para ello hay que tener claro QUÉ QUIERES CONSERVAR (rutina, estabilidad)
y QUÉ QUIERES MEJORAR (capacidad de cambio).
¿Algo de esto se te dificulta? Escríbeme, rompe la rutina de sentirte mal y
ven a terapia a encontrar aquello que sí está funcionando y mejorar aquello que
te hace sentir limitado por “la rutina” o
“el cambio”.
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