Cuando escuchas la palabra "quejarse" es probable que tengas algún tipo de reacción negativa. Probablemente te trae malos recuerdos de algo que te pasó o te sigue pasando, o tal vez te recuerda personas “quejosas” que invierten una buena parte del día practicando su “deporte” favorito…quejarse del tráfico, de los vecinos, de sus hijos, de sus parejas, de sus amigos…tal vez esta persona seas tú mismo porque ¡¡¡de prácticamente todo nos podemos quejar!!!
Es muy fácil encontrar situaciones y personas de las cuales quejarnos, lo realmente difícil es poder dejar de hacerlo
y dirigir la energía a mejorar la situación. Hay que admitirlo, quejarse a menudo se siente muy bien.
y dirigir la energía a mejorar la situación. Hay que admitirlo, quejarse a menudo se siente muy bien.
Para dejar de quejarme primero tengo que entender qué es lo que está pasando…
A nadie le gusta que sucedan cosas desagradables, pero cuando estas suceden una de las respuestas naturales es buscar apoyo en los que nos rodean. ¿A qué viene al caso esto? Bueno, a final de cuentas cuando alguien se queja, siempre encuentra una buena escucha que no sólo hace el esfuerzo por poner atención a la queja de toooodooo lo que nos pasó sino que además, nos da alternativas de lo que podríamos hacer para solucionar el problema. Piénsalo…recuerda qué pasó la última vez que tuviste un problema con alguien y necesitabas “desahogarte”. Buscamos recibir comprensión y apoyo para ayudar a calmarnos a nosotros mismos en esos malos momentos.
Buena parte de mantenernos quejosos es aquello que obtenemos… la atención.
Quejarse es una excelente forma de obtener atención. Habría que ver lo bien que funciona para los niños, pero la gran diferencia entre un niño y nosotros mismos es que – por suerte – ¡somos capaces de cambiar y mejorar nuestras circunstancias!
Quejarse puede ser eficaz en lograr que la gente nos preste atención y así cumplir con nuestro objetivo de obtener el apoyo social. Sin embargo, a largo plazo, se corre el riesgo de:
1) ser molestos para otras personas, sobre todo para esos amigos incondicionales, mamás, hermanas(os), etc. Hasta la persona más comprensiva se cansa de oír una y otra vez lo mal que te va SIEMPRE o lo mal que te cae X.
2) mantener nuestras emociones negativas. Quejándonos alimentamos los pensamientos que nos mantiene paralizados en un enojo permanente (sobre todo cada vez que te acuerdas de...), ansiedad, temor y cualquiera de las emociones que de permanecer en nosotros se vuelven sumamente desgastantes.
Sin embargo, el hábito de quejarse no desaparece solito o con pura voluntad de no volver a quejarse (lo cual tampoco sería saludable ya que no resuelves, sólo no lo comentas).
Veamos, ¿cómo puedo obtener el apoyo que necesito sin quejarme y sin convertirme en el eterno quejoso? Cuando te enfrentas a un problema o una situación difícil, puedes asegurar que es una situación espantosa, mala, fea, etc. Algo que no querías que pasara pero ha pasado. Por desgracia, así es la vida y se puede optar por verlo como espantoso, pero sin duda no es horrible, es molesto o desagradable y nos gustaría que fuera diferente.
Valida tu emoción, date unos minutos para admitir que esa situación o persona no te gusta…pero no por mucho tiempo, no lo mantengas, el que te quejes de algo o alguien NO HARÁ QUE NADA CAMBIE.
Tan pronto tengas la calma suficiente, trata de preguntarte qué se puede hacer para mejorar la situación. Si lo deseas, expresa tu frustración o preocupación a un amigo o ser querido pero no para quejarse ambos de lo “horrible o terrible” sino para buscar ayuda en la resolución del problema. Es menos frecuente convertirse en una persona molesta cuando la gente que está alrededor siente que puede ayudar. ¿Cuál es la diferencia? Imagínate esto:
Situación 1: Quejoso (a): No sabes TODO lo que me pasó, fui a comprar al super y la cajera parece que me hacía un favor, se enojó porque yo no tenía cambio y tuve que comprar cosas que no necesitaba sólo porque ella no quiso ir a pedir cambio. Además estaba tan enojada que se me hizo tarde, llegué a la escuela (o trabajo) y mi maestro (jefe) me puso en ridículo frente a todos, ya van varias veces que lo hace y no lo puedo soportar, siempre se queja de mí y yo nunca hago nada. Después no encontré el refresco que me gusta, llegué a mi casa y descubrí que el que tenía guardado alguien se lo había tomado. Ha sido una semana terrible, es más, ahora que me acuerdo ayer también me pasaron cosas horribles, te lo voy a contar todo para que veas…
Amigo(a): … (silencio absoluto, te escucha atentamente pensando ¿cómo es que todos los días le pasan estas cosas? Qué cansado(a) me siento, ¿por qué se queja tanto? ¿por qué es tan pesimista?) O intenta decirte que te tranquilices que mañana será un mejor día a lo que respondes que no, que todos absolutamente todos los días te pasan cosas, a la vez que te imaginas las cosas horribles que podrían pasar (lo cual te desgasta enormemente a ti).
Situación 2: EX quejoso(a) Uff tuve un día muy cansado, tuve que lidiar con varios problemas, a veces me pasa que me enojo tanto que me distraigo como hoy que por estar tan enojada con una cajera se me hizo tarde y mi maestro (jefe) hizo algo que me molestó… ¿qué podré hacer para que esto ya no me pase?
Amigo(a): huy pues se me ocurre que podrías cargar cambio para el asunto de la cajera, es muy común que no tengan monedas. Y respecto a tu maestro (jefe)… a mí también me ha pasado, lo que me funcionó a mí fue comentarle que me parecía molesta la manera en la que me decía las cosas y así me sentí menos enojada(o)...al parecer va a tener más cuidado con evitar hacer comentarios que parecen burla, tal vez te sirva hablar con él (ella)... ¿no?
Al no pensar una y otra vez en la situación desagradable, mi mente descansa, me enojo menos y tengo más probabilidad de disfrutar las cosas que sí me gustan del día a día; ahora si pido ayuda para trabajar en mejorar la situación que me preocupa me siento comprendido, acompañado y probablemente escuche opciones de solución que no se me habían ocurrido, en vez de sólo desahogarme.
Cuando me dejo de quejar poco a poco voy combatiendo el hábito de quejarme y aprendo a resolver, y a sentir emociones menos intensas (ira, no poder parar de llorar, miedo absoluto). También ayuda a que no me sienta paralizado(a) por las emociones desagradables e intensas o atrapado(a) en una situación sin solución; y tengo más probabilidades de sentirme mejor, dejar pasar lo que está fuera de mis manos resolver (el tráfico, el clima, el carácter de otros) y tenga más energía para ocuparme de lo que SÍ puedo modificar: mis emociones y mis pensamientos acerca de lo que me pasa.
Si en este momento sientes que ya te has quejado durante todo el día, haz un alto, analiza qué puedes hacer para que tu situación sea menos desagradable y piensa en aquellas cosas que disfrutas del día a día, recuerda que todavía tienes el resto de hoy para llevarte un mejor recuerdo del ahora y está en tus manos cambiar ese "terrible" día que estás teniendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por contactarnos, danos oportunidad de leer tu mensaje y asegúrate de dejarnos tu mail para ponernos en comunicación.