¿Crees que te tardas mucho tiempo en tomar una decisión?
A veces dudamos que cualquiera de los caminos que tomemos
sea "el bueno", es el momento en que nos preguntamos “¿Y qué tal sí…?” por ejemplo
“¿Y si se enoja?” "¿Y si no me sale bien?”…y con esto toda tu buena intención
de tomar una decisión se hace más complicada, puede ser que ni siquiera llegues
a tomar una decisión por estar pensando en todas las opciones de lo que puede
pasar.
Todos tenemos que tomar decisiones en la vida,
algunas se basan más en la fe que en la información ya que no sabemos lo que pasará. Para algunos el
proceso de toma de decisiones es más complicado que para otros. Hay quienes no
dan un paso hasta tener tanta información como sea posible antes de decidirse,
por ejemplo cuando compran algo, pasan mucho tiempo revisando precios, contrastando opiniones,viendo otras opciones, etc. Esta forma de tomar decisiones
fácilmente puede caer en la postergación ya que llegan a tener tanta información que es imposible recordar todo y los pros son tantos como los contras por lo que mejor deciden ya no hacer nada puesto que están iguald e indecisos que al inicio.
Por el contrario, hay personas que toman decisiones
con muy poca información o incluso ninguna (como si fuera echar una moneda al
aire), cosa que a los que pensamos más en buscar información, nos parece
más arriesgado.
Hablando de quienes pasan más tiempo antes de tomar
decisiones, que es un caso algo más común, pueden presentar un problema con su
estrategia de búsqueda y más búsqueda, tratan de llegar a una meta que no será alcanzada:
SABER TODO antes de tomar la decisión, ver TODOS los pros y contras, etc.
Esta búsqueda de saber todo es una ilusión, nos
engañamos pensando que estamos “haciendo algo” cuando sólo pensamos y pensamos
(sin llegar a tomar la decisión)…no hay un proceso, sino un estancamiento.
Finalmente podemos decir “no puedo decidirme, no soy bueno/a tomando
decisiones”… Elegir NO HACER (no tomar ninguna decisión) es una decisión en sí
misma, por lo tanto SÍ tienes la capacidad de decidir.
No importa la decisión que tomes, siempre habrán
algunas dudas (“qué tal si”) y aún después de tomar la decisión te preguntarás
qué hubiera pasado si hubieras elegido otra opción, es inevitable. Como sea, el
“hubiera” es algo interminable…pero querer pensar en TODAS las posibilidades es llegar
a un nivel de preocupación altísimo.
¿Cuál es la clave? A lo largo de tu vida has tomado
ya decisiones, independientemente de si son cosas trascendentales o tan
cotidianas como al ropa que te pondrás hoy, el principio de la toma de decisión
ES EL MISMO…probablemente recopilaste datos (y lo hiciste bien) y llegaste al momento de
escoger una opción Y LO HICISTE.
Tal vez dirás “no es lo mismo
decidir entre llevarme un paraguas hoy y escoger la carrera a estudiar o el
trabajo que quiero hacer”, el punto es que SÍ tienes la capacidad de decidir y
de soportar las consecuencias asociadas a los que elegiste, CONVÉNCETE de ello.
Si no eliges y te paralizas no aprendes a enfrentar esa angustia de no saber
qué hacer y cada vez que tengas que decidir vivirás el mismo proceso de
ansiedad en el que cada día piensas “qué esto termine rápido”. En tus manos
está el terminar con esa preocupación.
Ya sea que decidas con mucha o
poca información, lo importante es atreverte a hacer lo que en ese momento te parece
mejor y tendrá mayores beneficios para ti a largo plazo. Cuando sientas que
estás en un momento en el que “nunca” habías estado, recuérdate a ti mismo/a
que tienes toda la capacidad para decidir y enfrentar lo que sea que se
atraviese por tu camino; ya lo has hecho antes y lo puedes hacer nuevamente.
Recuerda que no hay problema que no tenga solución; si no tiene solución,
simplemente NO ES un problema, es una realidad y puedes enfrentarla
preocupándote menos y actuando más a través de una estrategia ¿Cómo hacemos estrategias? lo veremos en el próximo post.